miércoles, 3 de junio de 2009

PANAMA, UN PAIS PROSPERO PERO EXCLUYENTE


“En el mundo nunca ha habido tanta riqueza y tantos pobres como ahora”, dijo François Houtart, sacerdote y sociólogo Belga, estudioso del empobrecimiento de los pueblos en América latina.

Panamá, tiene los recursos económicos suficientes para que cada panameño viva con seguridad alimentaria y democrática. Que tengamos buenas estructuras escolares y que los niños y niñas panameñas se alimenten bien.

Sin embargo, el empobrecimiento sigue galopando y tocando las puertas de cada familia panameña, pero del empobrecido, especialmente, los pueblos indígenas. Pero eso, no es exclusivo de los gobiernos, ya que ella es estructural y el sistema económico esta signado a enriquecer y favorecer a los que están cerca del poder político y económico.

Eso lo podemos ver por la imposición de megaproyectos mineros, hidroeléctricos, oleoductos y telefónicos, sin estudios serios de impacto ambiental y el derecho a la consulta previa e informada no se cumple en Panamá; la supuesta “legalidad” en la violenta y discriminada expulsión de los Naso, de sus territorios ocupados, por la Ganadería Bocas S.A, demuestra que manda el desarrollo indiscriminado; la tala indiscriminada de árboles clandestinamente y la represión sicológica de parte de los funcionarios de parques y fundaciones vale más que el desarrollo sostenible de los pueblos. Los reclamos de los indígenas no son escuchados por Autoridad Nacional de Ambiente (Anam), Reforma Agraria y Programa Nacional de Administración de Tierras (Pronat). Pero se encuentran con promesas y palabras “lo vamos a estudiar”. Muchos de estos reclamos son engavetados porque el poder de los dueños de megaproyectos tiene más peso económico y político que el derecho de los pobres. ¡Tienen poder, pero qué poder de violación de derechos indígenas!

Además, la estructura del sistema de Representantes de Corregimientos, que es el poder local en teoría, ha mostrado no solucionar eficazmente los problemas más sentidos en las Comarcas y Territorios indígenas, por ser estructuras centralizadas, politizadas y con carencia de voluntad política de desarrollo. Todo esto se debe, a la ausencia de una política estatal hacia los pueblos indígenas, que lo que permite es reforzar el empobrecimiento, exclusión e impide la construcción de alternativas adecuadas de desarrollo con identidad.

De esta manera, la política estatal del estado panameño que data de 1903, hacia los pueblos indígenas, se ha caracterizado por la politización y la atomización de acciones en distintas instituciones sin coherencia, eficacia y sin impacto socio-económico. Eso, sumado a la falta de apoyo político, de recursos y a la aplicación de estrategias equivocadas, centradas en la ejecución de cualquier proyecto o programa.

¿Porque somos capaces de construir un Panamá prospero pero no democrática y equitativa hacia los pobres?

Los pueblos indígenas también, tenemos que ir organizándonos y cimentando por los menos nuestra movilización, alrededor de dos dimensiones: la identitaria y la simbólica que estructura el horizonte de sentido de la vida, y la otra la capacidad de gestión de recursos, así como la capacidad de presentar proyectos rentables. ¡Y así saldremos del círculo de la pobreza!

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